lunes, 30 de noviembre de 2009

El hombre de Piltdown

Hoy en ecología hemos estado hablando de las diferencias entre monos y seres humanos (menos de las que a algunos nos gustaría pensar, curiosamente...), y ha salido el tema del hombre de Piltdown. Y me ha parecido interesante. Así que ahí va:

El hombre de Piltdown es conocido por ser uno de los más grandes fraudes en la historia de la paleoantropología, principalmente porque se creyó verdadero durante cuarenta y cinco años, desde que se anunciara su descubrimiento en 1908, hasta 1953 cuando el fraude fue finalmente expuesto.

La historia de este engaño comenzó y se basó en unos restos óseos (en concreto un cráneo parcial, un diente suelto y una mandíbula con dientes) descubiertos en Inglaterra en 1912, en Piltdown, un pueblo de Sussex. Un obrero los localizó en una cantera, y se los entregó al arqueólogo aficionado Charles Dawson, que los presentó, junto con el eminente paleontólogo Smith Woodward (del Museo Británico), en la Sociedad Geológica de Londres. Durante años, se mantuvo el debate sobre el origen de estos restos, y la prensa dijo que muy probablemente correspondieran al eslabón perdido, denominándosele Eoanthropus dawsonii. Estos restos fueron aceptados por la comunidad científica sin mayores análisis, debido principalmente a que era perfecto e idéntico a la idea de aquella época sobre el eslabón perdido. La idea de esa época era que el eslabón tenía que haber tenido un gran cerebro pero igualmente presentar rasgos simiescos, y posteriormente haber evolucionado a una apariencia humana; idea contraria a la existente actualmente y que presentan los fósiles verdaderos.
No obstante, comenzaron a surgir cada vez más interrogantes sobre la antigüedad y el origen de esos restos. Finalmente, el dentista A.T. Marston, determinó que los dientes de ese esqueleto correspondían evidentemente a un orangután, el diente suelto a un mono y el cráneo a un ser humano (Homo sapiens): a partir de entonces, los análisis del contenido en flúor de los huesos demostraron que el enterramiento había sido intrusivo, así como que el color ferruginoso oscuro de los huesos se debía a un tratamiento químico, para uniformar las diferencias de color entre la mandíbula (más moderna) y el cráneo (más antiguo). Nadie sabe quién perpetró el fraude, y algunos lo atribuyen a los descubridores originales, señalando sobre todo a Dawson, motivado por el hecho de que en las islas británicas no había sido descubierto ningún fósil humano, mientras que en el resto de Europa y fundamentalmente en África sí. Sin embargo, el profesor Douglas dejó a su muerte una cinta magnética en la que señalaba que el autor de la falsificación fue el archifamoso profesor Sollas, que pretendía con ello desprestigiar a su rival Woodward. A pesar del fraude, se ha erigido, por suscripción popular, en el lugar donde se descubrieron los huesos, un monumento honorífico a estos restos: el propio Woodward asistió a la inauguración.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

El Estilo


Hace tiempo que no actualizo, pero sigo viva (aunque realmente no tengais manera de saberlo, ya que, bien pensado, podría haberle encargado la tarea de actualizar periódicamente mis escritos a un robot programado específicamente....en fin...). El caso es que, el otro día en clase de teoría sociológica, Benjamín Oltra, maestro en el arte de las conversaciones multidisciplinares simultáneas monopersonales (traducción: habla de muuuuuchas cosas), mencionó de donde viene la palabra "estilográfico". Y yo, como soy una persona práctica y el fin de este blog es informativo (además de aportarme satisfacción al actualizar de vez en cuando), le he robado la explicación a otro blog que he encontrado. Espero que me perdonen:

El estilo literario es, como todos saben, la forma de escribir que tiene cada escritor. Esa palabra viene dada por un objeto antiguo que se utilizaba para escribir en época medieval: el stilus o stylus, que en latín significa punzón. Este punzón era el que utilizaban para rasgar los pergaminos, para picar la madera y tallarla, quedando así las letras que daban fruto a la literatura. Esas letras escritas con un stilus o, ya puestos, con un estilo sobre las tablas enceradas, tenían, según quién las hubiese escrito, según la fuerza que se hubiese aplicado, según la forma que tuviera el que escribiera de coger el punzón, unos rasgos que caracterizaban al autor, y no eran rasgos literarios, sino formales, rasgos presentes en los trazos, en los rasguños de la tabla.

Lo que hoy conocemos por estilo literario es el producto de aquella forma de escritura, y de cómo ha ido evolucionando la forma de escribir, en cuanto material, de los escritores desde aquel tiempo a esta parte. Por tanto, el estilo literario es el que tenían los escritos en cuanto a rasgos físicos, es decir, los tipos de rasguños, las formas de las letras, si más cuadradas o más redondeadas, si más anchas, si más largas, si más grandes o más pequeñas: todo eso era el estilo, y era la forma de escribir de cada persona, que hoy tanto identificamos con la atribución de un lenguaje más o menos culto, a cometer más o menos faltas de ortografía, a describir o narrar de un modo peculiar, a añadir trasfondos psicológicos o filosóficos a los personajes, entre otras cosas, lo cual también es el estilo literario.

la palabra estilográfico, por lo tanto, viene del mismo sitio. ^__^